Argentina
y su independencia:
¿Cola de león o cabeza de ratón?
Un encuadre
conceptual y consignas para pensar y sentirse parte de un taller de reflexión junto
a nuestros alumnos
Clínica ciudadana en
conmemoración del 9 de Julio Día de nuestra Independencia – Martes 2 de Junio 2019- Escuela N° 234 Justo José de
Urquiza- Empalme Villa Constitución.
Pensar la Argentina y su Independencia es sobre todo pensar en sus relaciones internacionales, tan determinantes en su historia. Ya desde el momento en que nos llamamos Argentina, una representación mundial nos rotulo; Argentina proviene de una expectativa y demanda mundial insatisfecha, resultante de imaginar encontrar en nuestra tierra la preciada “plata” para el funcionamiento del capitalismo europeo, en la etapa de plena expansión y desarrollo (1777-1810-1816). Nuestro país se constituye en el marco de esa demanda e imprime su nombre, nuestro perfil distintivo en el concierto de toda América Latina colonial. La de una nación configurada para las demandas mundiales.
Esta
denominación no es menor, porque si bien fue el metal precioso el sentido de
este territorio, luego serán los cueros, las carnes congeladas, el trigo y la
soja, las materias primas que nos harán famosos en el mundo. Productos que
tienen más peso en el mercado externo que en nuestras directas y propias
necesidades locales. Cuando
hablamos del día de la “Independencia” necesariamente nos tenemos que preguntar
¿de
qué independencia hablamos cuando nuestro único perfil exportador de bienes
primarios nos catapulta a una dependencia perpetua con los mercados mundiales? ¿Será
nuestra naturaleza histórica ser siempre “cola de león” y nunca “cabeza de
ratón”? ¿Cómo revertir esta
dependencia constitutiva de nuestra propia naturaleza histórica?
Aunque de “ratón” se trate, el debate parece siempre inclinar la cosa a favor
de seguir siendo “cola” del potente
y desarrollado “león” europeo y
norteamericano. Que no vale la pena tomar decisiones y tener “cabeza” de nada, en un contexto
dominado por la fuerza capitalista y militar de los EEUU y que nuestro destino manifiesto es ser siempre su cola más bella, pero cola al fin. La
idea del “matrimonio” con las
potencias occidentales, resulta otra metáfora para comprender como la Argentina
vivió casada primero con España,
luego con Inglaterra y por último, luego de unos 10 años de divorcio, con el
FMI. Un matrimonio de conveniencia siempre para los otros y muy poco para
nosotros. Continuidades,
divorcios, ricos y ricos empobrecidos, una pendular
relación e identidad que pasa de un extremo a otro, no nos permite tomar rumbos definidos que, a largo plazo, nos ponga
en el concierto de las naciones mundiales como un país soberano, independiente.
Muchos dicen que en el nuevo contexto de globalización mundial, la “independencia”
es una entelequia, una utopía, un imposibilidad material. Los mercados, la
movilidad de capitales y seres humanos, las redes informáticas, rompieron las
fronteras nacionales y las identidades se hicieron cada vez más cosmopolitas.
No obstante, la fuerza de intereses locales, regionales, nacionales persiste en
la guerra económica que como vemos hoy en el presidente de los EEUU, Donal Trump
está generando contra China, como coloso competidor de la producción capitalista
mundial, protegiendo su local economía nacional. Los EEUU como “cabeza de águila” desafía a la del “dragón chino” en una guerra zoo geo política, sin fin. La
globalización persiste pero las políticas
nacionales, más internistas siguen vigentes y con toda fuerza. Un nuevo
ciclo de sustitución de importaciones
cierra las fronteras de la globalización mundial. ¿Y la Argentina?
Dar respuesta a si la Argentina debe seguir
siendo “cola de león” y no “cabeza de ratón” o si definir su identidad como “cabeza
de ratón” para constituirse en una identidad definida, requiere poder distinguir
los modelos políticos y económicos existentes
a lo largo de la historia y cuales adoptó la Argentina a lo largo de sus
últimos 100 años. Todo un desafío conceptual que debemos asumir los
docentes del sistema educativo, sobre todo en las escuelas medias, para formar
conscientes conciencias ciudadanas, sobre el alcance de las mismas sobre la
proyección política de la Argentina futura. Un
modelo nacional popular sostenidos
sobre el desarrollo de la sustitución de
importaciones extranjeras, con la consecuente expansión del mercado y el
consumo interno, una balanza comercial externa favorable para satisfacer las
demandas del mercado interno y no para un sector en particular, generan
políticas de distribución de la riqueza, protección arancelaria, salarios altos
y políticas públicas que alienten a inversión y el valor agregado del trabajo. El
modelo industrializador es el modelo
que caracteriza un perfil más latinoamericano, de integración regional,
desacoplado de los tradicionales e históricos países occidentales, CUE, y EEUU
para alinearse a mercados alternativos, emergentes, como el Asiático, el
Africano orientados más a los BRICS, liderados por Rusia y China como potencias
claves.
Los ratones latinoamericanos se integrarían
para desafiar a los felinos europeos y las rapaces aves dominantes del cielo
Americano. Algunos trasformados ya en cabezas de animales dominantes, como es
el caso de Bolivia que pasó de ratón a un puma. Otras naciones latinoamericanas
resistieron ese desafío y retomamos el
camino de ser “colas” de los grandes animales capitalistas mundiales.
¿Podríamos decir que el principal
obstáculo de nuestros problemas actuales, es el de no poder consensuar una
uniforme representación, identidad común como Argentinos, o que peor, nos
representamos con cristales deformados, copiados, y nos confundimos en un “otro
mítico”, recreando una identidad falsa de nuestra identidad llamada Nacional?
¿Qué
consecuencias tiene esto, a la hora de ahondar sobre nuestras actuales y
concretas problemáticas, reconocer precisos diagnósticos sobre la actual crisis
y aunar esfuerzos para salir de esta situación?
¿Qué realidad tangible concreta posee muestra
independencia a la hora de dar soluciones a nuestra crisis? ¿O es un mero
enunciado declarativo producto del auto convencedor deseo incumplido?
Obviamente, está en juego nuestra
identidad como nación.
¿Somos independientes? ¿De qué independencia
hablamos cuando la conmemoramos? ¿Qué tipo de historia da cuenta de ella, y
cómo la reconocemos y representamos hoy? ¿Cómo se instala la independencia Argentina en
nuestras propias matrices societarias e identitarias? ¿Cómo se instala esta
problemática a la hora no solo determinar “quienes somos”, sino también, “el
que” queremos y el “hacia donde” vamos?¿Cómo juega
la escuela, la enseñanza de la historia
y las ciencias sociales, en la tan declamada comprensión
de nuestra realidad? O ¿somos reproductores acríticos de mitos nacionales?
¿Qué concepción de independencia
predomina en el imaginario social escolar? ¿No estaremos auto sacralizando
nuestra realidad, con eslóganes seudo nacionalistas?¿Qué se cierra, que se omite, que se niega, que no
se reconoce y excluye, consciente o inconscientemente en cada palabra, en cada
efeméride, discurso, plan o proyecto curricular? ¿De qué manera el tratamiento de esta problemática:
“Independencia o Dependencia” hace referencia a mi propio posicionamiento como
sujeto cognoscente e histórico concreto? ¿Hasta qué punto mis propios conceptos
o concepciones no resultan “dependencias” a la hora de no poder dar cuenta de
las condiciones cognitivas de toda independencia?
Percibir y proyectarse
entre el pasado, el presente y el futuro solo por el sentimiento de pertenencia
a un imaginario social compartido: la NACIÓN”. Y la HISTORIA, como la
construcción de su sustento simbólico: la “Memoria colectiva”, y la escuela,
garante de su transmisión generacional. Hablar de “independencia” en
nuestro país, representación condicionada históricamente desde sus orígenes por
el hecho colonial, es hablar de
conflictivos procesos de construcción de sus propias identidades nacionales. Es
decir, de su propia noción de sí mismos como colectivo social, un común
denominador en la diversidad, el ser
nacional. Así que el ser independiente, es una noción construida
históricamente. Ahora bien, la solo declaración de nuestra independencia,
resultó ser el enunciado fundacional de supuesta condición objetiva de
identidad y soberanía.
Este proceso, contribuyó a la
conformación de una determinada y homogeneizada “subjetividad social”, casi
siempre por sobre encima de las diversas subjetividades, ya que fue
representada por una concepción de Historia “objetiva”, ajena a los sujetos históricos concretos, y externa a
ellos; Modelo positivista (existente
en todos los campos del saber disciplinar) que aun simplifica la realidad, limita
sus alcances, -con suerte diría hoy-, solo en la esfera de lo “político”,
anecdotiza los hechos y barniza a “héroes” con emblemas, recortando cierta
información y presentada en cierto contexto y no en otros.
Una Historia relato de parcial
redescripción, de solo aquellos “hechos
dignos de mención”, con el objetivo
de construir un imaginario social-cultural compartido que opera como garantía
del mínimo de cohesión simbólica, necesaria para considerarnos y ser
reconocidos una nación. El proceso de ilustración
positivista impulsado por el imperio de la razón, queriendo dejar atrás la
fantasía mítica, no se iba a ver libre de mitificaciones. La dinámica
encaminada a la disolución de los mitos desembocaría en nuevas mitologías Según Oscar Teran estos “mitos resultan ser verdaderos espejos donde proyectan en escala colosal
los propios deseos humanos, casi siempre armonizando objetivos y acciones
inhibiendo así las contradicciones y frustraciones. La atemporalidad alberga el
riesgo de dibujar un espacio mítico y por ende impermeable a la historia y a la visibilidad de un futuro
mejor”. Así con la búsqueda de esencias
intemporales, la historia desaparece como proceso y nos remite a agujeros negros donde se agitan sin
posibilidades de simbolizarse los “fantasmas argentinos”.
Esta misma auto mitificación de la razón es la que está a la raíz de la larga
serie de mitificaciones que llega hasta nosotros: mitificación de la Historia,
del Progreso, del Estado, de la Democracia, de la Escuela y el Aprendizaje, de
las leyes del mercado y de la salida a nuestra bancarrota económica social. En
cualquier «mitología» aparece de una forma u otra cómo ellos, estructurando una
cosmovisión, sirven de soporte legitimador del orden social vigente, de
fundamentación del modo de vida y las prácticas de todo tipo en él imperantes,
y de factor de cohesión social imprescindible para la inserción de los
individuos y grupos en dicho orden.
¿Cómo los modelos y prácticas
didácticas en Historia y en Ciencias Sociales, responden a estos mitos dominantes? ¿Qué alternativas didácticas
genera replantearse este esquema? ¿Qué papel tuvieron y tienen tanto la
Historia y las Ciencias Sociales, como su
enseñanza, en la construcción de la “conciencia de identidad nacional?”
Por otro lado y a la vez, este
intento de replantearse nuestra identidad independiente, está hoy fuertemente
condicionada por el presente “conformismo”
de nueva ola posmodernista, caracterizado en un replegarse en sí mismo a un
individualismo salvaje, y de una amnesia social-histórica, donde cambiaron los
significados de los conceptos como nunca se ha
visto en la Historia. Negamos el tratamiento de ciertos fenómenos, a modo de
hacer barrer de la memoria pública ciertos hechos supuestamente “no trascendentales”
de nuestra Historia. Fenómenos de un hondo traumatismo se diluyen como el terrorismo
de Estado, guerras y complicidades civiles, planificaciones asesinas y mucho
más, parecen descansar amontonadas bajo la gran alfombra de la ficción nacional: ¿Cuál sería nuestro protagonismo en este contexto
determinista de desesperanza y desilusión, en definitiva de dependencia?
A los orígenes de nuestra cultura fuertemente autoritaria, se
suman y confunden con el desprecio al conocimiento, la deshonestidad social,
con la estructural impronta de la “colonización”, tanto económica
política como sobre todo cultural.
De saber algo... “sabemos
mucho del otro, y nada de nosotros mismos, y por lo tanto dependemos. Y lo que
de sí mismo sepamos, no será otra cosa que lo que los otros dicen que somos” Esta acción de depender es también una acción autoritaria y por ende
improductiva.
Las llamadas “grietas” siempre existieron y se refuerzan hoy tal vez para negar
la complejidad de su origen y el protagonismo del proceso histórico en la vida
de cada uno de nosotros. “Detrás de todas estas manifestaciones de intolerancia y canibalismo
cultural, se repite la ceremonia fundacional del rechazo al conocimiento. La
cultura del Estado autoritario, del dogmatismo mítico y del genocidio, se
reproduce”.
¿Por qué son tan disímiles las
definiciones, posturas sobre un mismo hecho o fenómeno? ¿Qué interese subyacen
en la construcción de un determinado mito nacional? ¿Cómo descubrir los
intereses en juego y describir al poder
entre sus criterios? ¿El modelo identitario nacional argentino, atiende a la
diversidad? ¿Por qué no? ¿Y el no papel de las mujeres en
la historia? ¿Nuestra historia es definitivamente patriarcal? Nada es casual.
¿Por qué, en este contexto, se
enfrentan posturas políticas sobre el origen y construcción de “nacionalidad Argentina” y que implicancias
tienen en la enseñanza de la “historia escolar”? ¿Qué consecuencias éticas
produce la omisión de todos los actores sociales y de otras miradas, en textos, currículos y planes
y estrategias didácticas en Historia y Ciencias Sociales? ¿De
qué manera “el poder” en su diverso ejercicio histórico, condiciona cada acto
de la memoria, y cómo explicamos su
estructuración; aquellas marcas y
huellas que ha dejado en cada argumento?
Por otro lado, son actualmente significativos los
fenómenos socio-económico-políticos de un pasado cercano, que dejaron huellas
profundas en este, nuestro imaginario social, inscribiéndose fuertemente en
nuestra subjetividad nacional. ¿Qué acontecimientos
marcaron nuestra “forma de ser”,
nuestras “diferencias sociales, económicas, ideológicas y culturales”, “nuestra
tendencia social a pensar de una determinada forma”, la elección de una
determinado modelo socio-histórico?
Como docentes más allá de nuestros campos específicos
de conocimiento; como ciudadanos más que como docentes:¿Qué nos queda por hacer como educadores
montados en un sistema escolar, que por su propia naturaleza histórica, regenera
todo el tiempo los mitos nacionales?
¿Te animas a poder distinguir las cualidades de
debilidades de los modelos en pugna, los que adhieren y prefieren ser cola de
león que cabeza de ratón y viceversa?
¿De pensarte como argentino, que modelo de país te
ves reflejado, el de “cola de león” o el de “cabeza de ratón”? O negando toda
forma de dependencia y recuperando nuestra variada identidad cultural,
regional, ¿cabeza de que animal consideras que podemos ser los argentinos?
Consideramos
oportuno este momento para pensarte y pensarnos juntos y compartir con los
estudiantes de la escuela 234, una jornada de análisis y reflexión. A la espera
de que este texto te acompañe en la reflexión, te proponemos:
¿Qué recursos consideras oportunos, (en cuanto a lo
pedagógico o lo artístico, literario, periodístico, de corte personal, sin que
sea académico, etc.), para poder reflejar tu posición sobre esta problemática y
compartirla con los alumnos en las jornadas del martes 2 de julio?
Tu aporte, sea cual fuera, será fundamental para
que la jornada de análisis y reflexión sea un espacio integrado y productivo.
Participación activa de estudiantes de la formación docente en Historia del ISPEL 3 Eduardo Laferriere de Villa Constitución, coordinando los talleres por cursos junto a los estudiantes del 5to año de la Escuela Media N° 234 JJ de Urquiza. Agradecemos al Prof. Suche Pace que coordinó junto a los estudiantes de 4to año la elaboración de ricas TORTAS ASADAS... y la actividad de INTEGRACIÓN realizada junto al CENTRO DE DÍA de JÓVENES Y ADULTOS GIRASOLES de Villa Constitución quienes compartimos nuestro HIMNO NACIONAL en lengua de señas; GRACIAS Profe Ornela!!! por la magistral idea y el contacto!!! Y por ultimo todos bailamos chacarera grupal, junto a la coordinación del Profe. Maxi!!!
GRACIAS!!!!